junio 05, 2008

Amigo

Amigo del alma,
como un hermano,
que, casi sin hablar,
me regalas tu corazón.

Con solo una mirada
comprendes mi esencia,
y sin juzgarme,
me brindas tu confianza.

Ríes conmigo
en mi felicidad.
Y sufres, tambien,
si una lagrima asoma en mis ojos.

Te puedes apoyar
sobre mis hombros,
si te faltan fuerzas,
sin miedo a caer.

Tan solo queda
una palabra más
en mi por decirte:
“Gracias”.